El arsénico es un elemento natural que se encuentra en la corteza terrestre. La erosión, la meteorización y la escorrentía industrial pueden depositar arsénico en nuestros acuíferos.
La EPA estableció en 2001 un nivel máximo de contaminación por arsénico de 10 microgramos por litro (µg/L) o partes por mil millones (ppb, por sus siglas en inglés). En cantidades superiores a 65 mg, el arsénico se considera tóxico para el cuerpo humano y en cantidades menores se sabe que influye en el crecimiento del cáncer y el desarrollo de la diabetes.
Afortunadamente, el arsenito(+5) soluble puede oxidarse fácilmente a arseniato(+3) insoluble. El arseniato, como precipitado insoluble, se coprecipitará con el hierro al ponerse en presencia de un oxidante, y se filtrará físicamente.